El COVID ha salpicado de cerca al sector de la hostelería, que pasa una crisis sin precedentes en España.
Finalizar la jornada laboral y quedar a tomar algo en un bar de cualquier ciudad situada en el mapa de España. Un gesto tan fácil que se ha complicado en el último y largo año. El coronavirus ha dejado estampas desoladoras desde que en marzo de 2020 se decretase el Estado de Alarma, pasando de la normalidad del día a día a empezar una 'nueva vida' donde la mascarilla y el gel hidroalcohólico son nuestros acompañantes casi perennes.
Una situación que ha afectado, y de qué manera, al sector de la hostelería. Los bares, nuestros bares, un bien tan arraigado a España y a nuestras costumbres que se ha tambaleado con la crisis de la COVID-19 y que ahora lucha por mantenerse en pie.
No son pocos los que han tenido que cerrar en el último año, asfixiados por las restricciones que han llevado a herir a la economía hasta puntos insospechados. Durante el confinamiento, nuestros hosteleros han intentado sobrevivir a base de reinventarse: de servir en las terrazas a volcarse con la comida a domicilio y nuevos servicios a los que se han tenido que adaptar a la fuerza. No quedaba otra.
El largo espacio del Estado de Alarma se vio aliviado cuando el confinamiento dio paso a un verano de una relativa normalidad, abriéndose poco a poco los bares y pasando de servir en las terrazas con un aforo limitado a finalmente poder hacerlo en el interior de los locales, habilitados con numerosas medidas de 'distanciamiento social' y que ya estamos tan acostumbrados.
El inocente gesto de pedir un zumo, un refresco o una tapa pasa ahora por echarnos gel hidroalcohólico, revisar dónde ponemos las manos y no bajarnos la mascarilla. Solo así podremos hacer que los datos de contagio bajen.
Ahora, vamos 'navegando' entre olas de COVID (se espera que la cuarta llegue tras Semana Santa) y los bares hacen encaje para cuadrar pérdidas económicas con las pocas ganancias. Por eso, es necesario crear un mensaje de seguridad para que nuestra responsabilidad y compromiso sirva para mejorar la vida de los que más han sido golpeados por la crisis del COVID en cuanto a economía se refiere. Un simple gesto de bajar al bar de la esquina y consumir algo, sirve para aliviar la situación por la que atraviesan miles de pequeños y medianos empresarios.
Disfrutar de una terraza con las medidas de seguridad pertinentes, pedir a domicilio a ese negocio que se ha tenido que adaptar o simplemente visitar ese local que hace tiempo que no visitamos logrará que la luz al final del tunel esté más cerca para todos.